Una vez leí que el ser humano era capaz de enamorarse tres veces a lo largo de su vida. Observé a mi alrededor y pude comprobar que efectivamente es así. Pero ante eso pensé en las mil y una noches de tristeza, duelo y soledad que consumen días o quizá años antes de poder reconstruir un roto corazón.
Pensé en las promesas que no se lograron concluir, en los abismos que se fueron construyendo en el trayecto, y como cada una de las cosas que brillaban a su alrededor se iban convirtiendo en nimiedades.
De pequeña nunca creí en el amor, lo consideraba una fantasía o simplemente un invento del ser humano, la cual sería capaz de negar su infinita soledad.
Pero bastó un segundo para que mis antiguas creencias se derrumbasen, sólo un segundo en el que hice promesas bajo un resplandeciente sol, un segundo en que fui construyendo metro a metro el camino hacia ti, tan sólo, pero tan sólo un mísero, pero glorioso segundo en el que mi vida se iluminó, en donde todo era de color y el brillo me guiaba.
Justo ahí pude comprender que estaba enamorada, que no era una fantasía, sino una maravillosa realidad... me rompieron el corazón: con mentiras, engaños, más de una vez. Aunque dolió llegué a entender de lo que trata el amor, y es mucho más que un beso acompañado por cinco letras. El amor trata de compromiso, risas, bailes y llantos...sentir.
Y sabes, quiero sentir eso sólo esta vez.
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